Ansiedad en tiempos del COVID-19
Estamos en una situación que nos ha puesto en jaque a todos y, a muchos, les ha atrapado el miedo por no decir el pánico.
Es indudable el dolor por las pérdidas y la incertidumbre a la que estamos sometidos, redes sociales y medios de comunicación incendiadas de noticias, muchas de ellas sin ninguna base científica y un sin fin más provenientes de fuentes no especializadas u oficiales para trasmitir una información poco clara que conducen a mayor confusión, frustración y a un panorama de “gran inseguridad colectiva”.
No es una sorpresa que, un número importante de personas describan que se sienten como en una montaña rusa, en un vaivén de emociones que, a veces, les es difícil “controlar”. Parece no haber asidero, entonces, somos presa de la ansiedad, esta nos coge al cuello y nos cierra el estómago (en el mejor de los casos), nos mantiene en alerta y en nuestra mente aparece un desfile de dudas, que percibimos como a una muy potente enemiga. Sin embargo, esto que nos atrapa solo quiere decirnos algo, y al no saber cómo, para cumplir su objetivo, hace que “sientas”, con más o menos intensidad, según como le vayas mirando o atendiendo.
Si te has fijado, mientras más tratas de controlar más se te escapa, como si fuera una fina arena entre tus manos, constituyéndose entonces el control en parte del problema y no de la tan “ansiada” solución.
Te has preguntado, ¿qué pasaría si pierdes el control?, cada uno tendrá una respuesta a la que deberá atender, no obstante y, generalmente, nos pone de cara al miedo, a eso que “creemos” que no podemos hacer o enfrentar y nos paraliza. Desde este lugar de parálisis ¿qué podemos hacer? Seguramente, habrás pensado que nada, pero, imagina por un instante que puedes dialogar con tu cuerpo, ¿qué te cuenta?, mírate, tócate, escúchate, dale espacio y, por qué no, date permiso para sentir y no evadir eso que va surgiendo, como la ola cuando se desplaza sobre la arena, a su ritmo, arropándola.
Te darás cuenta que puede ayudarte a acceder a información muy valiosa, a espacios personales más creativos que te conduzcan a la oportunidad de reencontrarte, reconciliarte y reinventarte para ir saliendo poco a poco de la ansiedad.
Recordemos que el “miedo hace que la esperanza tema su fin” y tal como decía Federico García Lorca “el más terrible de los sentimientos es tener la esperanza perdida”. La esperanza nos pone en contacto con las posibilidades y estas se abren si nosotros permitimos y hacemos que ocurran cosas, por que como decía Machado “el camino se hace al andar”.
Es un momento de recogimiento, de respeto a nuestras necesidades, de escucharnos para luego ir hacia fuera, con aceptación, gratitud y esperanza, con los nuestros, porque aunque nada será igual, esto también pasará y habremos ganado resieliencia.
Recuerda algunas cosas que te pueden ayudar:
* Permítete información veraz, aléjate de la infoxicación. Para ello hay ciertos criterios e indicadores, tales como: la autoría (credenciales, reputación), la actualización (el medio en el que se publica, objetividad), el contenido (fuentes de información que usa), etc.
* Sigue una alimentación sana y equilibrada lo que contribuirá a disminuir la ansiedad.
* Realiza una rutina de ejercicio físico que favorecerá nuestro sistema inmune.
* Haz meditaciones o de relajación para promover momentos de calma.
* Lee, disfruta de tus series favoritas.
* Crea espacios de encuentro con quienes convives.
* Pon al uso el sentido del humor.
* Procura mantener hábitos de sueño regulares.
* Desahógate y busca apoyo en personas cercanas.
* Cuídate, así cuidarás de los tuyos, siguiendo las recomendaciones sanitarias.
* Si aún así te cuesta y te sientes muy angustiada/o, no dudes en buscar ayuda profesional.